Cajamarca

Breve Historia del “Dulce Nombre de Jesús”

Hace muchos años, en un pueblo muy pequeño, la gente sufría por la falta de agua y la esterilidad de sus tierras.
Un buen día decidieron partir en busca de mejor lugar para vivir.

Cuenta la leyenda que en el trayecto encontraron cerca de una laguna, sentado bajo la alfombra de un olivo, a un hermoso niño de ojos azules.
Continuaron su camino y llegaron a Huayanmarca, lugar de clima más frió, pero que tenía tierras más fértiles.

Esa misma noche este hermoso niño se les apareció en sueños a los pobladores, diciéndoles que Él era el “Dulce Nombre de Jesús”, y les pidió que no abandonasen su antiguo pueblo prometiéndoles que la tierra seria mas productiva, también les pidió que en ese lugar, cerca de la laguna y del árbol de olivo, le construyesen un tempo.

La gente estaba un poco desconcertada y fueron a buscarlo en el lugar donde lo vieron aparecer, y allí lo encontraron; y en ese lugar comenzaron a construirle su tempo.
Sin embargo, el niño desapareció, la gente desesperada lo busco por todas partes y finalmente lo encontraron cerca de la laguna, en el mismo lugar. Lo llevaron nuevamente de regreso, y esta vez lo encerraron en un baúl con cadenas para que no se escape. Pero todo fue inútil, el niño se escapó una vez mas y regreso al mismo lugar, debajo del olivo a orillas de la laguna.

La gente convencida de los deseos de niño conocido como “Dulce Nombre de Jesús”, regreso al pueblo de Jesús y empezaron la construcción del templo, para lo cual desaguaron la laguna, abriendo cuatro surcos en direcciones distintas.
Es así que construyeron el tan ansiado templo del “Dulce nombre de Jesús”.

Y el niño también cumplió su promesa, un manantial de agua cristalina apareció en las alturas del cerro de la Shita, que permitió a la antes tierra estéril convertirse en suelo fértil.

Años después en 1890, se incendio el altar mayor del templo y milagrosamente la imagen del “Dulce Nombre de Jesús” se salvo escapando de las llamas.

Desde entonces son numerosos los favores y milagros hechos por el “Dulce Nombre de Jesús” a quienes con devoción y sincero deseo se lo solicitan.

Tradicionalmente el tercer domingo de Enero de cada año se le rinde culto y homenaje en diferentes ciudades del país.

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